Adolfo Guerra Gómez
Habilidades directivas
ED Rivas Business School
Web: www.edrivas.com
e-mail: seccretaria@edrivas.com
Según la
RAE, demagogia es la degeneración de la democracia consistente en que los
políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los
ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.
Cuando eres
joven, eres un ignorante, porque solo puedes saber de teorías. Y la teoría, si
no casa con la práctica, es fallida. Sin experiencia, no se puede ser un
experto. Solo tienes las buenas intenciones, la ilusión y la inocencia. Eres
carne de cañón para los demagogos.
Y hoy nos
encontramos con montones de espontáneos desencantados y preocupados por su
futuro (sobre todo jóvenes) manifestándose contra los políticos. Contra todos
los políticos. Y políticos apropiándose de la causa.
En realidad
¿qué piden? ¿Saben de verdad lo que piden y cómo conseguirlo? Ortega y Gasset
decía: “El pensamiento es un ejercicio tan increíblemente difícil que la mayor
parte de la gente prefiere juzgar.”
Pero ¿cuál
es el problema? Es algo muy concreto: el paro, que afecta a más del 40% de los
jóvenes. Eso es un gran problema.
Entonces ¿la
culpa del paro es de todos los políticos? Veamos la historia reciente, los hechos:
1.
En los últimos 28
años, el gobierno de España ha estado en manos de PSOE (13 + 7=20) y PP (8).
2.
Durante el
gobierno del PSOE de Felipe
González, el paro siempre se mantuvo
alrededor del 20%. Y la
administración del estado siempre fue deficitaria, manteniendo la inflación y los
tipos de interés altísimos (del 14% al 18%). No obstante el país siguió
creciendo, gracias a la inmensa inyección de dinero de los fondos de cohesión
europeos, cuyo logro fue mérito personal de Felipe.
3.
Cuando el PP llegó al poder, bajó los impuestos,
bajando las retenciones del IRPF. El consumo se incrementó y España entró en un
ciclo de crecimiento y creación de empleo que duró 10 años, reduciendo el paro
a la mitad (10%). La gestión pública
dejó de ser deficitaria, obteniendo el estado superávits del 1%.
4.
Cuando el PSOE de
Zapatero volvió al poder (2004) en principio no cambió nada. Pero dejó de bajar
los impuestos y, así, en 2007, el estado obtuvo un superávit del 2%, retirando
del mercado una excesiva cantidad de liquidez que provocó el cambio de ciclo.
En las elecciones de 2008 ya llevábamos tres meses generando paro y Zapatero
propuso devolver el dinero que habían retirado (los famosos 400€) en lugar de
bajar los impuestos. Pero ya era tarde. Cuando a un caballo que va a la carrera
le quitas el oxígeno, no se para, se cae. Y en 2 años volvimos al 20% de paro y los déficits del estado.
En el 2008
se produjo el colapso de Lehman Brothers, la intervención de Merrill Lynch,
etc., estallando la crisis financiera mundial, agravando la crisis española.
Lo indignante es la utilización de este
hecho por parte de los socialistas para traspasar la culpa de la crisis
española a otros, a los enemigos imaginarios que siempre han visto: al capital.
Esa figura de los malvados poderosos que se aprovechan de los pobres y de los
que ellos nos defienden. En las críticas de los ignorantes siempre se incluye
la crítica a la banca, a la gran empresa, imaginando poderes oscuros.
Cuando has
trabajado en multinacionales y a base de estudios, esfuerzo y acierto llegas a
puestos de dirección, ves la realidad. Ves que el 90% del capital está en manos
de pequeños ahorradores y que la gestión la llevan profesionales que se han
ganado a pulso sus difíciles puestos. Ves que llevan la responsabilidad de
miles de puestos de trabajo que la empresa crea e intenta mantener.
Y eso para
que lleguen los puñeteros inútiles que no saben hacer la o con un canuto a
decir que lo que mueve tus decisiones va contra el pueblo, que te aprovechas de
otros, que eres una mala persona.
Y todo eso
viene del miope punto de vista del marxismo, que habla de la explotación del
hombre por el hombre en las empresas, olvidando por completo el valor de la
iniciativa, la visión, la ilusión, la apuesta, la valentía de afrontar el riesgo,
la ambición de construir algo importante, que tienen los emprendedores, y que
mueve el mundo occidental. Son los que crean riqueza en un mundo libre, no dirigido por “iluminados bien
intencionados”. Cuando trabajas muchos años en empresas grandes, te das cuenta
de que hay gente que merece muchísimo más que otros. Te das cuenta de que la
igualdad no es justa.
Es curioso
que el fascismo sea considerado una aberración y, sin embargo, la máxima
expresión del marxismo, el comunismo, ya no está mal visto. ¿Acaso la historia
no ha demostrado que el comunismo también lleva a los mismos resultados? ¿Cómo
es posible que siga habiendo un partido comunista con representación
parlamentaria? ¿Es que ser de izquierdas, aunque seas extremista, es mejor que
ser de derechas? ¿Acaso no han demostrado los chinos la diferencia que hay
entre cuando eran una dictadura de izquierdas y cuando, en la práctica, han
pasado a ser una dictadura de derechas, permitiendo y fomentando la iniciativa
privada?
¿Cómo
consigue la gente de izquierdas distorsionar
la visión de la realidad para que parezca que ellos son buenas personas y los
demás son peores?
Porque
recurren a la demagogia.
Cuando les
oyes hablar se les llena la boca de grandes palabras: igualdad, solidaridad,
justicia social (lo de social han de añadirlo para justificar su especial
visión de la justicia), libertad (entonces ¿por qué es malo el liberalismo?).
Se
autodenominan “progresistas”. Pero los hechos demuestran que los únicos que progresan cuando ellos gobiernan son ellos mismos ¡y cómo!
Controlan la
mayor parte de las cadenas de televisión, utilizándolas como sistema de lavado
de cerebro permanente. Hasta los cómicos
de izquierdas les hacen campaña
constantemente.
Machacan a
la competencia. En el PP están los liberales y los conservadores. Pero para
ellos, todos son la derechona. Aprovechan la imagen poco racional de los
conservadores (religiosidad, tradicionalismo, nacionalismo) para denigrarlos.
Hablan de
solidaridad pero pactan con independentistas. Se dicen solidarios pero tienen
en el gobierno a ineptos que no han estudiado nada y logrado nada a nivel
profesional cobrando unos sueldazos. ¿Es solidaridad quitarle el dinero a quien
se lo ha ganado para dárselo a quien no se lo ha ganado? ¿La solidaridad real
no debería ser voluntaria?
Los
demagogos logran dar una imagen radicalmente diferente de su propia realidad. Zapatero está tan quemado porque ya se
le ha visto. Decía un día una cosa y al mes siguiente lo contrario, y los resultados le aplastan. Rubalcaba
conserva una excelente imagen; se nos olvida que él puso en marcha el sistema
de educación que ha llevado a los estudiantes españoles a uno de los peores resultados de Europa. Y su gente
les adora. Les considera héroes.
¿Y qué hacen
los del PP? Siguen manteniendo al frente a un individuo puesto a dedo cuando
tenían las elecciones aparentemente ganadas. Y que no es popular. Siempre está
por debajo de los líderes socialistas en las encuestas. Y se rodea de gente con
imagen de “pijos”. Tienen para elegir todo lo que quieran. La gente más
preparada y más experta en gestión real está en sus filas (en las socialistas
solo cuentan con catedráticos y sindicalistas; casi ningún buen gestor). Y no
hacen nada. Siguen haciendo sus listas a dedo.
Los jóvenes
manifestantes de las plazas no culpan a los socialistas; culpan a todos los
políticos. ¿Qué quieren, una revolución? Usan los mismos mensajes que en el
inicio de la revolución soviética y del nazismo. Es el triunfo de la demagogia.
Es el triunfo de la ignorancia. Ya lo decía Julio César, uno de los mejores
estrategas políticos y militares de la historia: “Un necio con buenas
intenciones puede llegar a ser muy peligroso”.
Circula
ahora por internet un vídeo hecho por un estudiante de arquitectura que cuenta,
de forma ingeniosa, el origen y desarrollo de la crisis del ladrillo en España.
Los de la sexta le han dado publicidad, porque echa la culpa del origen de la
crisis a Aznar, a su ley del suelo. Este vídeo dice que el crecimiento español
se basó en el ladrillo, desbocado por esta ley. Ni menciona las bajadas de
impuestos. Ni menciona que (como saben los economistas, que no los arquitectos)
si hay algo que dispara la oferta pero no la demanda, lo único que ocurre es
que bajan los precios. Aquí no hubo bajada de precios. Porque sí hubo
incremento de la demanda. ¿Qué la produjo? El crecimiento español lo produjo el
incremento del consumo (consecuencia de la bajada de impuestos) y afectó a
todos los sectores. Esto produjo un efecto llamada a los inmigrantes. 5.000.000
de nuevos ciudadanos sí que suponen un incremento impresionante en la demanda
de vivienda. Si a esto sumamos el descenso de los tipos de interés logrado por
la eficacia gestora del gobierno del malo-malísimo Aznar y estabilizado con el
ingreso en el euro, lo cual permitía adquirir viviendas más caras, llegamos al
boom del adosado. Pero no fue solo eso. También vino el boom de los centros
comerciales, la privatización de las empresas nacionales consiguiendo por fin
tener multinacionales españolas importantes, el desarrollo del turismo rural,
etc.
En lugar de
hablar de sentido común, usémoslo. Hay unas realidades incuestionables en la
política:
1.
Las políticas
acertadas tienen un resultado positivo.
2.
Las políticas
equivocadas lo tienen negativo.
3.
El equivocado
nunca lo reconocerá, sino que echará las culpas a otros o a las circunstancias.
Saquemos las
conclusiones lógicas de nuestra realidad: unos han tenido ciertos resultados
durante 20 años. Otros durante 8. Y no son los mismos. Entonces ¿a quién hay que echar a la calle?
Hay un viejo
refrán que dice: “Si cuando eres joven no eres de izquierdas, es que no tienes
corazón; y si cuando eres mayor no eres de derechas, es que no tienes cabeza”.
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