lunes, 14 de noviembre de 2011

LA ACTITUD ANTE LA VIDA



Adolfo Guerra Gómez
Habilidades Directivas
ED Rivas Business School

Web: www.edrivas.com

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Nuestra personalidad, nuestros instintos y experiencias, hacen que veamos y afrontemos las situaciones de la vida de formas muy diferentes.
Las actitudes que generan estos puntos de vista son las que dirigen nuestros comportamientos. Estos comportamientos tienen un efecto en los demás y condicionan el desarrollo de nuestras vidas.

SER PROACTIVO O REACTIVO

A todos nos gustaría ser felices. Hacer algo que nos guste. Disfrutar de las cosas buenas que la vida y el mundo nos ofrecen.
Para lograrlo podemos ser proactivos o reactivos.
Según lo ambicioso y valiente que seas, puede que tus expectativas te pidan moverte, buscar la forma de avanzar. Te imaginarás unas metas y pensarás qué has de hacer para conseguirlo. Te lanzarás con fuerza y constancia hacia ellas.
Tal vez llegues y tal vez no, pero sin duda vivirás experiencias y aprenderás. Tendrás una vida interesante. Pero también no exenta de luchas y riesgos.
Podrás incluso llegar a ser el jefe de tu caverna. Como tal, los demás te verán muy bien. No pasarás desapercibido. Habrá gente que te admire, gente que te quiera, gente que te envidie, gente que te tema y gente que te odie. Alguien intentará quitarte lo que te has ganado. Alguien que piense que no es justo que tú tengas tanto y él tan poco.
En ocasiones te sentirás frustrado, acosado, derrotado, agobiado. Tal vez te pases en tu agresividad, haciendo cosas de las que luego te arrepentirás. Tal vez, el excesivo orgullo te lleve al endiosamiento. Si tienes suerte, la vida te dará una lección de humildad que te ayudará a madurar.
Con los éxitos, te sentirás orgulloso de tus logros personales, de lo que has supuesto para los demás, ayudándoles, guiándoles y ganándote su respeto y afecto. Y podrás entregar a los tuyos un legado.
Si eres más temeroso o más cómodo, tratarás de adaptarte a las circunstancias. Tu objetivo será la supervivencia y dentro de lo posible, conseguir la calidad de vida que esté al alcance.
A veces te sentirás acomplejado, insignificante. Los demás no te verán como alguien importante, pero tendrás ocasiones de ganarte respeto y afecto. Si eres útil y te ofreces, causarás ese efecto en los demás.
O tal vez sientas envidia del vecino que ha logrado más cosas. Puede que te llegue a parecer injusto. Quizás sientas la tentación de quitarle algo e igualar la situación.

SER ÚTIL
Sigamos un camino u otro, seamos proactivos o reactivos, seamos conscientes de nuestras actitudes y elecciones. Y seamos justos con los demás. Y más generosos. Son actitudes que tienen respuesta, tanto a nivel de satisfacción personal como de reconocimiento por parte de los demás.
Nos ganaremos nuestro derecho a existir contribuyendo con algo de esfuerzo a la prosperidad de la comunidad. Seamos útiles. Ofrezcámonos y recibiremos nuestra recompensa.
Desechemos de nuestro pensamiento lo que lo envenena, lo que trae el peor cavernícola: el miedo paralizante, la envidia malsana, la agresividad violenta. Evitemos la incapacidad para actuar por cuenta propia y el embotamiento moral.
Mark Twain dijo: “No andes por ahí diciendo que el mundo te debe el sustento. No te debe nada. Ya estaba aquí antes que tú.”
Solo una actitud conduce al éxito vital: hazte útil.
Apliquemos esto en nuestra comunidad y en nuestra empresa. Las actitudes pasivas de “hago estrictamente lo que marcan mis funciones”, “eso no es cosa mía”, “que se ofrezca otro”, “no me corresponde a mi tomar iniciativas”, “que lo haga el jefe que para eso le pagan más que a mí”, tienen un efecto demoledor en nuestra imagen y en nuestro entorno. Incluso cuando el jefe fomenta esas actitudes con sus errores al no saber tratar a su equipo. Pese a las frustraciones, los problemas y dificultades, debemos ganarnos el respeto de los demás y el propio.
Debemos ser conscientes de que corremos el riesgo de evolucionar negativamente, de convertirnos en negativos, de renunciar a ser felices y ser incapaces de serlo. Podemos convertirnos en adalides de la autocompasión, o de la queja y el reproche. O caer en el vacío. Lo que es peor, podemos ser un obstáculo para la felicidad de los que nos rodean. Podemos acabar solos o ser una mala compañía.
Usemos la cabeza y la voluntad para que el cavernícola pueda estar tranquilo y feliz. Si damos lo mejor de nosotros mismos, si nos preocupamos por ser útiles a los demás, empezando por los que tenemos alrededor, probablemente lo conseguiremos.
Así pues, despertémonos cada mañana preguntándonos:

¿A QUIÉN VOY A SERLE ESPECIALMENTE ÚTIL HOY?

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