miércoles, 30 de noviembre de 2011

Banco malo y deuda social


Julián de Unamuno Hierro
José Luis Cuenca Tadeo
Economía
ED Rivas Business School

Las elecciones del pasado 20 de noviembre deben poner orden en el ruido que en la sociedad española hemos soportado durante los últimos cuatro años,  en los que el Gobierno diagnóstico y gestionó mal la crisis, y según otros la comunicó peor o según otros incluso negó su existencia.
Las urnas han dado un mandato nuevo al partido que se encontraba en la oposición (PP), que formará Gobierno en próximas fechas. Algunos durante semanas nos han hablado del “programa oculto” del nuevo Gobierno que se formará, y algunas de las incógnitas que estaban en cartera empiezan a desvelarse.
Al mismo tiempo este fin de semana, en el pasado Consejo de Ministros, hemos podido constatar una vez más que la justicia no es igual para todos, y en esta ocasión no por los propios encargados de administrarla: el Poder Judicial español; sino por obra y gracia del Poder Ejecutivo, tan fuerte con los débiles y tan débil con los fuertes.
En la historia reciente de España hemos visto banqueros que ante situaciones semejantes han acabado en distintos sitios. Hemos visto como algún banquero termino entre rejas, pero otros  por actos semejantes, han terminado con fortuna o con indultos.
Alguno consiguió que su patrimonio quedasen a buen recaudo, para que las estafas cometidas en España sobre incautos inversores en proyectos de aguerridos empresarios, no puedan ser fácilmente recuperados.
Algún otro, en su día visitó nuestras magnificas cárceles y sufrieron penas privativas de libertad, donde adquirieron habilidades que ahora se plasman en libros, que consiguen grandes tiradas literarias.
En fin hay un tercer grupo de banqueros, los más afortunados  y no es único el caso, que entran en la categoría de los que la hacen, son condenados y no la pagan, como recientemente ha ocurrido con el Consejero Delegado del Grupo Santander, que tras ser condenado por el Tribunal Supremo de España, recibe el premio del indulto del Gobierno en funciones del PSOE.
¡Esto es España! Pero no piensen que será la última barbaridad que desde la ética y el sentido común veamos, si no que será una más de las muchas que se realizarán en España por el entramado político-empresarial que domina nuestra sociedad. La próxima ya podemos vaticinarla sin tener que realizar demasiadas conjeturas, porque ya se encuentra en la agenda del próximo Gobierno. Vamos a crear, o mejor dicho nos van a crear, un Banco Malo.
Así lo afirma la prensa económica española desde hace días. El negocio para la sociedad española es fácil de entender. Se lo voy a contar. Los bancos no conceden créditos, porque todo el dinero que recogen hay que dedicarlo a sanear sus balances. Los mismos hay que provisionarlos ya que los “activos inmobiliarios” disponibles en las cuentas de estos, es decir las casas y los terrenos con los que se han tenido que quedar ante la morosidad e insolvencia de los promotores y constructores inmobiliarios, forman en el momento presente, parte de sus mal llamados activos. Estos bienes entraron a formar parte a los precios de adquisición que son precios que en finanzas denominamos históricos. Ahora bien los precios actuales de dichos bienes se han visto mermados sustancialmente, porque al existir menor demanda de los mismos, los precios de mercado son más bajos, y en consecuencia esas mermas hay que llevarlas a perdidas, claro está que si se hiciese los accionistas recibirían menores dividendos y los gestores y administradores menos “bonus” y salarios variables y eso no conviene a quienes gestionan dichas entidades financieras. Evidentemente, los excesos de los años anteriores hay que pagarlos ahora.
En la época de bonanza, nadie se acordó de los “sueños de Faraón” que José descifró. Así los accionistas y directivos recibieron dividendos magníficos en forma de efectivo, o en participaciones nuevas, que se añadían a las que ya disponían, con las que recibir mayores dividendos en el futuro.
 ¿Y ahora qué hacemos? En el pasado el criterio de prudencia que se les supone a los gestores de las entidades financieras no se aplicó. No fueron prudentes y ahora todos pagaremos las ineficiencias de sus comportamientos. ¿Cómo se va a producir el ajuste en el sector bancario? Dos serán los caminos y en ambos los perdedores, como siempre seremos Vd. y yo. En primer lugar subiendo las comisiones de intermediación (comisiones por disponibilidad de cuenta, por emisión de tarjetas de crédito, por correspondencia, por estudio de crédito, por descubiertos, etc), el segundo camino será por lo que se denomina crear un Banco Malo.
La idea del Banco Malo es ¡magnifica! Vd. y yo que no somos accionistas de ninguna entidad financiera, y por tanto no hemos recibido ni dividendos, ni nuevas acciones para el futuro, vamos a ser “participes” de esta nueva institución que “por el bien de todos” vamos a crear. El banco malo se crea con todos los pisos y terrenos que no tienen salida en el momento actual  y nos los quedaremos a un precio que no merme en exceso a las  entidades financieras que invirtieron  sin tener los más mínimos criterios de prudencia financiera. Hay que decir en honor a la verdad, que no todas las entidades financieras fueron igualmente imprudentes, por eso los directivos de algunos de los grandes bancos desean desmarcarse, o al menos así parece que lo hacen, aunque a nadie le amargue un dulce. Con ello se consiguen dos efectos, primero se enmascara  información sobre quienes fueron las entidades y los gestores que lo hicieron mal o rematadamente mal, y en segundo lugar, saneamos el sistema para que las entidades financieras puedan seguir acometiendo su tarea fundamental que es la de dar crear dinero con dinero a través del sistema crediticio.
Esto último sería positivo, si no fuera porque entre medias los activos malos los estamos socializando, y siendo nosotros ¡tan buenos defensores del mercado y de sus bondades!, parece una incoherencia que el mercado lo defendamos los días de fiesta, y no los días de sacrificio. La jugada es magnífica, los beneficios son de los accionistas porque son los propietarios de las entidades financieras, pero las pérdidas son de todos porque si no la entidad financiera puede caer, y con ello nos perjudicaríamos todos. Pero claro con la lógica del mercado: ¿Qué pasa cuando cae el negocio de mi vecino?, o ¿Qué pasa cuando cae la empresa en que trabajo?, o ¿Qué pasa cuando cae un autónomo?, y esta crisis se ha llevado fuera del mercado  a muchos. La respuesta la sabemos todos, las empresas en periodo de crisis cierran, a veces por centenares, millares o más aún. Las personas de estos negocios se ven obligadas a cerrar, a pagar el coste empresarial, personal, psicológico y con ellos se obra según el dicho español: primero paz y después gloria, porque algunos llegarán pronto a reinos superiores.
La enseñanza que esta crisis pone sobre la mesa, no es nueva pero conviene repetirla para que no se nos olvide. Si eres empresario y creas un problema de millones de euros, el problema deja de ser personal, para convertirse en social y por tanto ya es un problema de todos.
Pues yo no estoy de acuerdo con la solución, y espero que muchos tampoco lo estén. Si los bancos gestionaron mal sus inversiones que lo paguen, como el resto de negocios, autónomos y emprendedores que terminan fracasando. Que liquiden sus activos para hacer frente a las provisiones que tiene que soportar, que retengan el pago de dividendos a sus accionistas ya que eran conocedores de los riesgos que asumían con sus inversiones, que se terminen con los bonus y sueldos escandalosos, mucho más en épocas de crisis a tanto “chupóptero”, y si después de todo eso hay que aportar fondos públicos para que alguna entidad financiera no caiga, que se haga pero pasando la propiedad a manos públicas y no privadas. Creemos  una banca pública que tenga por misión financiar la parte social de la economía y no solo especular, que parece que ha sido la consigna de los últimos tiempos.
En las próximas semanas veremos la solución que se adopta, pero los tiempos dicen que se dedicarán recursos a financiar las pérdidas de los malos gestores privados, para que los directivos sigan cobrando salarios de crack futbolístico como lo recibe Ronaldo en el Real Madrid, que están en su derecho por ser entidad privada y no financiarse con fondos públicos de todos.
Para terminar me viene a la mente una canción que cantaba de joven cuya estrofa central decía: “a pesar de todo, todo sigue igual”, y los esclavos de la nueva era seguimos con nuestras cadenas, porque sin ellas no sabemos vivir. Seamos valientes quitemos nuestras cadenas y veremos que sin ellas es posible vivir. Además, con menos peso, sin tanto lastre, la esperanza del pobre siempre será infinita.

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