Julián de Unamuno Hierro
José Luis Cuenca Tadeo
Economía
ED Rivas Business School
e-mail: secretaria@edrivas.com
Las elecciones del pasado 20 de
noviembre deben poner orden en el ruido que en la sociedad española hemos
soportado durante los últimos cuatro años,
en los que el Gobierno diagnóstico y gestionó mal la crisis, y según
otros la comunicó peor o según otros incluso negó su existencia.
Las urnas han dado un mandato
nuevo al partido que se encontraba en la oposición (PP), que formará Gobierno
en próximas fechas. Algunos durante semanas nos han hablado del “programa
oculto” del nuevo Gobierno que se formará, y algunas de las incógnitas que
estaban en cartera empiezan a desvelarse.
Al mismo tiempo este fin de
semana, en el pasado Consejo de Ministros, hemos podido constatar una vez más
que la justicia no es igual para todos, y en esta ocasión no por los propios
encargados de administrarla: el Poder Judicial español; sino por obra y gracia
del Poder Ejecutivo, tan fuerte con los débiles y tan débil con los fuertes.
En la historia reciente de España
hemos visto banqueros que ante situaciones semejantes han acabado en distintos
sitios. Hemos visto como algún banquero termino entre rejas, pero otros por actos semejantes, han terminado con
fortuna o con indultos.
Alguno consiguió que su patrimonio
quedasen a buen recaudo, para que las estafas cometidas en España sobre
incautos inversores en proyectos de aguerridos empresarios, no puedan ser
fácilmente recuperados.
Algún otro, en su día visitó
nuestras magnificas cárceles y sufrieron penas privativas de libertad, donde
adquirieron habilidades que ahora se plasman en libros, que consiguen grandes
tiradas literarias.
En fin hay un tercer grupo de
banqueros, los más afortunados y no es
único el caso, que entran en la categoría de los que la hacen, son condenados y
no la pagan, como recientemente ha ocurrido con el Consejero Delegado del Grupo
Santander, que tras ser condenado por el Tribunal Supremo de España, recibe el
premio del indulto del Gobierno en funciones del PSOE.
¡Esto es España! Pero no piensen
que será la última barbaridad que desde la ética y el sentido común veamos, si
no que será una más de las muchas que se realizarán en España por el entramado
político-empresarial que domina nuestra sociedad. La próxima ya podemos
vaticinarla sin tener que realizar demasiadas conjeturas, porque ya se
encuentra en la agenda del próximo Gobierno. Vamos a crear, o mejor dicho nos
van a crear, un Banco Malo.
Así lo afirma la prensa económica
española desde hace días. El negocio para la sociedad española es fácil de
entender. Se lo voy a contar. Los bancos no conceden créditos, porque todo el
dinero que recogen hay que dedicarlo a sanear sus balances. Los mismos hay que
provisionarlos ya que los “activos inmobiliarios” disponibles en las cuentas de
estos, es decir las casas y los terrenos con los que se han tenido que quedar
ante la morosidad e insolvencia de los promotores y constructores inmobiliarios,
forman en el momento presente, parte de sus mal llamados activos. Estos bienes
entraron a formar parte a los precios de adquisición que son precios que en
finanzas denominamos históricos. Ahora bien los precios actuales de dichos
bienes se han visto mermados sustancialmente, porque al existir menor demanda
de los mismos, los precios de mercado son más bajos, y en consecuencia esas
mermas hay que llevarlas a perdidas, claro está que si se hiciese los
accionistas recibirían menores dividendos y los gestores y administradores
menos “bonus” y salarios variables y eso no conviene a quienes gestionan dichas
entidades financieras. Evidentemente, los excesos de los años anteriores hay
que pagarlos ahora.
En la época de bonanza, nadie se
acordó de los “sueños de Faraón” que José descifró. Así los accionistas y
directivos recibieron dividendos magníficos en forma de efectivo, o en
participaciones nuevas, que se añadían a las que ya disponían, con las que
recibir mayores dividendos en el futuro.
¿Y ahora qué hacemos? En el pasado el criterio
de prudencia que se les supone a los gestores de las entidades financieras no
se aplicó. No fueron prudentes y ahora todos pagaremos las ineficiencias de sus
comportamientos. ¿Cómo se va a producir el ajuste en el sector bancario? Dos
serán los caminos y en ambos los perdedores, como siempre seremos Vd. y yo. En
primer lugar subiendo las comisiones de intermediación (comisiones por
disponibilidad de cuenta, por emisión de tarjetas de crédito, por
correspondencia, por estudio de crédito, por descubiertos, etc), el segundo
camino será por lo que se denomina crear un Banco Malo.
La idea del Banco Malo es
¡magnifica! Vd. y yo que no somos accionistas de ninguna entidad financiera, y
por tanto no hemos recibido ni dividendos, ni nuevas acciones para el futuro,
vamos a ser “participes” de esta nueva institución que “por el bien de todos”
vamos a crear. El banco malo se crea con todos los pisos y terrenos que no
tienen salida en el momento actual y nos
los quedaremos a un precio que no merme en exceso a las entidades financieras que invirtieron sin tener los más mínimos criterios de
prudencia financiera. Hay que decir en honor a la verdad, que no todas las
entidades financieras fueron igualmente imprudentes, por eso los directivos de
algunos de los grandes bancos desean desmarcarse, o al menos así parece que lo
hacen, aunque a nadie le amargue un dulce. Con ello se consiguen dos efectos,
primero se enmascara información sobre
quienes fueron las entidades y los gestores que lo hicieron mal o rematadamente
mal, y en segundo lugar, saneamos el sistema para que las entidades financieras
puedan seguir acometiendo su tarea fundamental que es la de dar crear dinero
con dinero a través del sistema crediticio.
Esto último sería positivo, si no
fuera porque entre medias los activos malos los estamos socializando, y siendo
nosotros ¡tan buenos defensores del mercado y de sus bondades!, parece una
incoherencia que el mercado lo defendamos los días de fiesta, y no los días de
sacrificio. La jugada es magnífica, los beneficios son de los accionistas
porque son los propietarios de las entidades financieras, pero las pérdidas son
de todos porque si no la entidad financiera puede caer, y con ello nos
perjudicaríamos todos. Pero claro con la lógica del mercado: ¿Qué pasa cuando
cae el negocio de mi vecino?, o ¿Qué pasa cuando cae la empresa en que
trabajo?, o ¿Qué pasa cuando cae un autónomo?, y esta crisis se ha llevado
fuera del mercado a muchos. La respuesta
la sabemos todos, las empresas en periodo de crisis cierran, a veces por
centenares, millares o más aún. Las personas de estos negocios se ven obligadas
a cerrar, a pagar el coste empresarial, personal, psicológico y con ellos se
obra según el dicho español: primero paz y después gloria, porque algunos
llegarán pronto a reinos superiores.
La enseñanza que esta crisis pone
sobre la mesa, no es nueva pero conviene repetirla para que no se nos olvide.
Si eres empresario y creas un problema de millones de euros, el problema deja
de ser personal, para convertirse en social y por tanto ya es un problema de
todos.
Pues yo no estoy de acuerdo con
la solución, y espero que muchos tampoco lo estén. Si los bancos gestionaron
mal sus inversiones que lo paguen, como el resto de negocios, autónomos y
emprendedores que terminan fracasando. Que liquiden sus activos para hacer
frente a las provisiones que tiene que soportar, que retengan el pago de
dividendos a sus accionistas ya que eran conocedores de los riesgos que asumían
con sus inversiones, que se terminen con los bonus y sueldos escandalosos,
mucho más en épocas de crisis a tanto “chupóptero”, y si después de todo eso
hay que aportar fondos públicos para que alguna entidad financiera no caiga,
que se haga pero pasando la propiedad a manos públicas y no privadas.
Creemos una banca pública que tenga por
misión financiar la parte social de la economía y no solo especular, que parece
que ha sido la consigna de los últimos tiempos.
En las próximas semanas veremos
la solución que se adopta, pero los tiempos dicen que se dedicarán recursos a
financiar las pérdidas de los malos gestores privados, para que los directivos
sigan cobrando salarios de crack futbolístico como lo recibe Ronaldo en el Real
Madrid, que están en su derecho por ser entidad privada y no financiarse con
fondos públicos de todos.
Para terminar me viene a la mente
una canción que cantaba de joven cuya estrofa central decía: “a pesar de todo,
todo sigue igual”, y los esclavos de la nueva era seguimos con nuestras
cadenas, porque sin ellas no sabemos vivir. Seamos valientes quitemos nuestras
cadenas y veremos que sin ellas es posible vivir. Además, con menos peso, sin
tanto lastre, la esperanza del pobre siempre será infinita.