sábado, 3 de diciembre de 2011


PRODUCTIVIDAD EN ALMACENES.
LA EFICIENCIA, MOTOR DE LA MEJORA CONTINUA


Juan Carlos Viela Viñarás

ED Rivas Business School
Escuela Directivos de Rivas


Abstract

The conventional way for monitoring efficiency in a Warehouse gives problems to understand results. There are alternative ways of measurement which provide more reliable values. They devise new paths to achieve substantial productivity improvements with low levels of investments, based on new management ways.

Resumen

La manera convencional de medir la eficiencia en el almacén plantea problemas de interpretación de resultados. Existen fórmulas alternativas de medirla, cuyos valores son más fiables, que abren la puerta a nuevas formas de gestión con las que se pueden conseguir notables mejoras de productividad con bajos niveles de inversión.

La productividad se define como la cantidad de unidades, en perfecto estado para su venta, que se producen con una unidad monetaria de coste.

Los políticos no se cansan de repetir que hay que aumentar la productividad para que el país sea más competitivo y vaya mejor. Debe ser cierto lo que dicen, pues estamos siendo invadidos por multitud de productos que se fabrican en el extranjero, los cuales se venden más baratos que los nacionales. Muchas de las grandes marcas han trasladado su producción a esos países en busca de productividad, es decir, competitividad.

Se puede considerar la productividad en el conjunto de la empresa, pero también en todos y cada uno de sus departamentos. Todo el mundo la asocia al departamento de producción, pero, aunque parezca extraño, ya se habla de productividad en los departamentos de administración, informática, recursos humanos ...... e incluso en el almacén.

El almacén bien podría asimilarse a una fábrica de automóviles en la que no salen dos vehículos consecutivos idénticos de la línea de montaje. El almacén es una fábrica de pedidos; rara vez se preparan dos iguales. Por el muelle salen pedidos, líneas de pedido, unidades, cajas, bultos preparados, etc. Si en un departamento de producción se puede medir la productividad, en un almacén también.

Calcular la productividad en un almacén en un periodo de tiempo es una tarea sencilla. Basta con dividir el número de unidades correctamente expedidas, ya sean pedidos, unidades, cajas, kgs, bultos, etc (cada almacén elige la que más le conviene) entre los costes totales en ese periodo.

Productividad = Unidades / Coste € =[Unidades/horas productivas]/[Coste €/horas productivas] =
= Eficiencia operativa / Coste unitario de los recursos

Mediante un pequeño truco matemático se puede concluir que la productividad es el cociente de dos ratios: la eficiencia operativa y el coste unitario de los recursos. Son los que dan pistas para aumentar la productividad, o lo que es equivalente, reducir el coste de la unidad producida.

El coste unitario de los recursos se obtiene dividiendo los costes totales del almacén entre las horas productivas de un periodo de tiempo. Representa todo lo que cuesta una hora de trabajo dedicada a la producción. Además de los salarios, incluye todos los demás costes que intervienen para obtener una unidad de producto terminado: edificios y su mantenimiento, maquinaria e instalaciones, embalajes, supervisión operativa, informática, administración, recursos humanos, etc. Idealmente, las horas productivas deberían ser las pagadas, pero son menos, puesto que hay absentismo y se realizan actividades que no son necesarias para preparar pedidos.
La gestión del coste de los recursos trata de conseguir disponer del máximo de horas productivas con el mínimo coste, tanto fijo como variable. En la actividad diaria, los costes fijos raramente se pueden modificar; la gestión del coste queda limitada a la de los costes variables, y particularmente a la de la mano de obra directa. Las horas productivas aumentan con la rebaja de tiempos improductivos dentro del tiempo total de trabajo disponible; se trata de gestionar la mano de obra directa desde otro prisma.

La eficiencia operativa se calcula dividiendo las unidades producidas en un tiempo dado por las horas empleadas. Mide la velocidad con la que se forman las unidades. Habitualmente se confunde con la productividad. La ganancia de eficiencia suele ir asociada a la determinación de objetivos de producción y a la consecución de incentivos. La clave para aumentar la eficiencia radica en la mejora de los procesos operativos.

La sencillez del cálculo de la eficiencia contrasta con los valores que arroja. Los cambios continuos en los productos, en los patrones de demanda, en la época del año y en la situación económica dan como resultado valores de eficiencia de la mano de obra que oscilan fuertemente de un mes a otro y que resultan difíciles de explicar objetivamente. Se dan muchas situaciones en las que una pérdida de eficiencia sobre el papel oculta una ganancia real. Esto significa que hay algo más que influye en el resultado y que es preciso conocer.
El examen de la evolución de la eficiencia muestra muy a menudo que es positiva en momentos de mucha actividad y empeora en épocas de poca actividad, lo cual resulta lógico. Sin embargo, aunque resulte paradójico, en más de una ocasión se ha podido demostrar que realmente se ha sido más eficiente en épocas adversas que en épocas favorables.

Para resolver estas situaciones existen procedimientos que, a partir de un volumen mínimo de actividad, ponen de manifiesto de forma objetiva la evolución de la eficiencia en el tiempo, con independencia del nivel de actividad. También muestran que, si el proceso productivo se ejecuta de la misma manera, la eficiencia no debe variar, cosa lógica a todas luces.

De lo anterior se puede intuir que estos procedimientos abren la puerta a nuevas formas de gestión de la eficiencia, que indirectamente llevan a un aumento de la productividad. Aportan ventajas tales como:
Ø  Su aplicación permite construir sistemas de incentivos más justos para toda la plantilla.
Ø  Facilitan la definición de objetivos alcanzables en un plazo de tiempo razonable.
Ø  Los responsables conocen de primera mano los resultados de su labor.
Ø  Pronostican el límite de la eficiencia con las actuales condiciones de trabajo.
Ø  Visualizan de inmediato el resultado de cualquier cambio en los procesos y permiten tomar la decisión de implantarlo o descartarlo.
Ø  Ayudan a reaccionar con rapidez ante la pérdida de eficiencias ya consolidadas.
Ø  Animan a poner en práctica todo un caudal de ideas de fácil ejecución que apenas requieren inversión.
Ø  Fomentan la superación de los objetivos; estar por delante de los competidores da tranquilidad en el futuro.
Esto conduce a pensar que son la base para conocer objetivamente los resultados de los esfuerzos que se hacen en pos de la mejora continua.

Ponerlos en marcha precisa del compromiso y seguimiento de la dirección, así como de la formación de los responsables operativos en la utilización de herramientas novedosas que amplían sus posibilidades de gestión.

Los resultados que su implantación ha proporcionado en la práctica se traducen en reducciones de mano de obra directa comprendidas entre el 10 y el 20 % en cortos plazos de tiempo, con bajos niveles de inversión y sin merma en la calidad de lo producido. Además, han puesto de manifiesto la verdadera valía de los gestores en su puesto de trabajo.

La mayoría de los almacenes han enfocado la mejora de la productividad hacia la gestión del coste de los recursos. Durante unos años esta estrategia ha dado resultado y les ha permitido sobrevivir. Sin embargo, han perdido magníficas oportunidades de mejorar su posición competitiva.
Algunos expertos opinan que esta forma de gestión está agotada. Se ha presionado tanto en reducir el coste de los recursos, que se corre el peligro de no disponer de ellos. La mejora de la productividad pasa por potenciar e incrementar la eficiencia operativa conseguida; un camino desconocido para algunos y abandonado por otros.

La implantación de nuevos procedimientos de medida de la eficiencia de la mano de obra, unidos a un mayor control de los resultados y una formación adecuada de los gestores, facilitará, sin duda, una ganancia notable en la productividad, y sentará las bases para progresar en la mejora continua. Los resultados serán palpables si van acompañados de medidas que afecten a los costes, las horas productivas o las unidades producidas. En este terreno no hay soluciones mágicas que valgan para todo; cada almacén tiene que encontrar sus propios procedimientos de medida y sus propias soluciones.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Banco malo y deuda social


Julián de Unamuno Hierro
José Luis Cuenca Tadeo
Economía
ED Rivas Business School

Las elecciones del pasado 20 de noviembre deben poner orden en el ruido que en la sociedad española hemos soportado durante los últimos cuatro años,  en los que el Gobierno diagnóstico y gestionó mal la crisis, y según otros la comunicó peor o según otros incluso negó su existencia.
Las urnas han dado un mandato nuevo al partido que se encontraba en la oposición (PP), que formará Gobierno en próximas fechas. Algunos durante semanas nos han hablado del “programa oculto” del nuevo Gobierno que se formará, y algunas de las incógnitas que estaban en cartera empiezan a desvelarse.
Al mismo tiempo este fin de semana, en el pasado Consejo de Ministros, hemos podido constatar una vez más que la justicia no es igual para todos, y en esta ocasión no por los propios encargados de administrarla: el Poder Judicial español; sino por obra y gracia del Poder Ejecutivo, tan fuerte con los débiles y tan débil con los fuertes.
En la historia reciente de España hemos visto banqueros que ante situaciones semejantes han acabado en distintos sitios. Hemos visto como algún banquero termino entre rejas, pero otros  por actos semejantes, han terminado con fortuna o con indultos.
Alguno consiguió que su patrimonio quedasen a buen recaudo, para que las estafas cometidas en España sobre incautos inversores en proyectos de aguerridos empresarios, no puedan ser fácilmente recuperados.
Algún otro, en su día visitó nuestras magnificas cárceles y sufrieron penas privativas de libertad, donde adquirieron habilidades que ahora se plasman en libros, que consiguen grandes tiradas literarias.
En fin hay un tercer grupo de banqueros, los más afortunados  y no es único el caso, que entran en la categoría de los que la hacen, son condenados y no la pagan, como recientemente ha ocurrido con el Consejero Delegado del Grupo Santander, que tras ser condenado por el Tribunal Supremo de España, recibe el premio del indulto del Gobierno en funciones del PSOE.
¡Esto es España! Pero no piensen que será la última barbaridad que desde la ética y el sentido común veamos, si no que será una más de las muchas que se realizarán en España por el entramado político-empresarial que domina nuestra sociedad. La próxima ya podemos vaticinarla sin tener que realizar demasiadas conjeturas, porque ya se encuentra en la agenda del próximo Gobierno. Vamos a crear, o mejor dicho nos van a crear, un Banco Malo.
Así lo afirma la prensa económica española desde hace días. El negocio para la sociedad española es fácil de entender. Se lo voy a contar. Los bancos no conceden créditos, porque todo el dinero que recogen hay que dedicarlo a sanear sus balances. Los mismos hay que provisionarlos ya que los “activos inmobiliarios” disponibles en las cuentas de estos, es decir las casas y los terrenos con los que se han tenido que quedar ante la morosidad e insolvencia de los promotores y constructores inmobiliarios, forman en el momento presente, parte de sus mal llamados activos. Estos bienes entraron a formar parte a los precios de adquisición que son precios que en finanzas denominamos históricos. Ahora bien los precios actuales de dichos bienes se han visto mermados sustancialmente, porque al existir menor demanda de los mismos, los precios de mercado son más bajos, y en consecuencia esas mermas hay que llevarlas a perdidas, claro está que si se hiciese los accionistas recibirían menores dividendos y los gestores y administradores menos “bonus” y salarios variables y eso no conviene a quienes gestionan dichas entidades financieras. Evidentemente, los excesos de los años anteriores hay que pagarlos ahora.
En la época de bonanza, nadie se acordó de los “sueños de Faraón” que José descifró. Así los accionistas y directivos recibieron dividendos magníficos en forma de efectivo, o en participaciones nuevas, que se añadían a las que ya disponían, con las que recibir mayores dividendos en el futuro.
 ¿Y ahora qué hacemos? En el pasado el criterio de prudencia que se les supone a los gestores de las entidades financieras no se aplicó. No fueron prudentes y ahora todos pagaremos las ineficiencias de sus comportamientos. ¿Cómo se va a producir el ajuste en el sector bancario? Dos serán los caminos y en ambos los perdedores, como siempre seremos Vd. y yo. En primer lugar subiendo las comisiones de intermediación (comisiones por disponibilidad de cuenta, por emisión de tarjetas de crédito, por correspondencia, por estudio de crédito, por descubiertos, etc), el segundo camino será por lo que se denomina crear un Banco Malo.
La idea del Banco Malo es ¡magnifica! Vd. y yo que no somos accionistas de ninguna entidad financiera, y por tanto no hemos recibido ni dividendos, ni nuevas acciones para el futuro, vamos a ser “participes” de esta nueva institución que “por el bien de todos” vamos a crear. El banco malo se crea con todos los pisos y terrenos que no tienen salida en el momento actual  y nos los quedaremos a un precio que no merme en exceso a las  entidades financieras que invirtieron  sin tener los más mínimos criterios de prudencia financiera. Hay que decir en honor a la verdad, que no todas las entidades financieras fueron igualmente imprudentes, por eso los directivos de algunos de los grandes bancos desean desmarcarse, o al menos así parece que lo hacen, aunque a nadie le amargue un dulce. Con ello se consiguen dos efectos, primero se enmascara  información sobre quienes fueron las entidades y los gestores que lo hicieron mal o rematadamente mal, y en segundo lugar, saneamos el sistema para que las entidades financieras puedan seguir acometiendo su tarea fundamental que es la de dar crear dinero con dinero a través del sistema crediticio.
Esto último sería positivo, si no fuera porque entre medias los activos malos los estamos socializando, y siendo nosotros ¡tan buenos defensores del mercado y de sus bondades!, parece una incoherencia que el mercado lo defendamos los días de fiesta, y no los días de sacrificio. La jugada es magnífica, los beneficios son de los accionistas porque son los propietarios de las entidades financieras, pero las pérdidas son de todos porque si no la entidad financiera puede caer, y con ello nos perjudicaríamos todos. Pero claro con la lógica del mercado: ¿Qué pasa cuando cae el negocio de mi vecino?, o ¿Qué pasa cuando cae la empresa en que trabajo?, o ¿Qué pasa cuando cae un autónomo?, y esta crisis se ha llevado fuera del mercado  a muchos. La respuesta la sabemos todos, las empresas en periodo de crisis cierran, a veces por centenares, millares o más aún. Las personas de estos negocios se ven obligadas a cerrar, a pagar el coste empresarial, personal, psicológico y con ellos se obra según el dicho español: primero paz y después gloria, porque algunos llegarán pronto a reinos superiores.
La enseñanza que esta crisis pone sobre la mesa, no es nueva pero conviene repetirla para que no se nos olvide. Si eres empresario y creas un problema de millones de euros, el problema deja de ser personal, para convertirse en social y por tanto ya es un problema de todos.
Pues yo no estoy de acuerdo con la solución, y espero que muchos tampoco lo estén. Si los bancos gestionaron mal sus inversiones que lo paguen, como el resto de negocios, autónomos y emprendedores que terminan fracasando. Que liquiden sus activos para hacer frente a las provisiones que tiene que soportar, que retengan el pago de dividendos a sus accionistas ya que eran conocedores de los riesgos que asumían con sus inversiones, que se terminen con los bonus y sueldos escandalosos, mucho más en épocas de crisis a tanto “chupóptero”, y si después de todo eso hay que aportar fondos públicos para que alguna entidad financiera no caiga, que se haga pero pasando la propiedad a manos públicas y no privadas. Creemos  una banca pública que tenga por misión financiar la parte social de la economía y no solo especular, que parece que ha sido la consigna de los últimos tiempos.
En las próximas semanas veremos la solución que se adopta, pero los tiempos dicen que se dedicarán recursos a financiar las pérdidas de los malos gestores privados, para que los directivos sigan cobrando salarios de crack futbolístico como lo recibe Ronaldo en el Real Madrid, que están en su derecho por ser entidad privada y no financiarse con fondos públicos de todos.
Para terminar me viene a la mente una canción que cantaba de joven cuya estrofa central decía: “a pesar de todo, todo sigue igual”, y los esclavos de la nueva era seguimos con nuestras cadenas, porque sin ellas no sabemos vivir. Seamos valientes quitemos nuestras cadenas y veremos que sin ellas es posible vivir. Además, con menos peso, sin tanto lastre, la esperanza del pobre siempre será infinita.

domingo, 27 de noviembre de 2011

LAS CAUSAS Y LOS EFECTOS


José Luis Cuenca Tadeo
Economía
ED Rivas Business School

Todos desde pequeños hemos aprendido que las causas y los efectos están íntimamente relacionados. Desde pequeños aprendemos que toda acción provoca una reacción. Hemos oído hablar de que el movimiento de las alas de una mariposa, en una parte del mundo tiene efectos en otra parte alejada del planeta. Es parte de nuestro conocimiento, de nuestras creencias, o de nuestros paradigmas, y no tenemos duda de que es realmente cierto.
Pero nadie nos ha explicado que esta relación no es tan evidente y que la relación entre las causas y los efectos no están estrechamente relacionadas en el tiempo y en el espacio. Es decir, que puede  trascurrir mucho tiempo para que podemos ser hombres de éxito, si durante muchos años hemos sido personas que se han ido formando en el día a día, ante las múltiples y diversas adversidades.
Las generaciones actuales tienden a  pensar que las causas y los efectos, están directa e inmediatamente relacionados. Muchas han sido las razones que justifican y posibilitan esa creencia. El contexto de inmediatez, las tecnologías de la información, la propia impaciencia de las personas jóvenes, son un perfecto caldo de cultivo que posibilita dicha creencia. Los medios audiovisuales, y especialmente la televisión, no han hecho sino fortalecer esta misma creencia.
Estas creencias han trascendido a todas las esferas de la Sociedad. Durante la época de crecimiento rápido de los últimos años en España, los empresarios españoles han conseguido un beneficio  extraordinario, que suponían era el pago por su gestión, y no el fruto, en muchas ocasiones de operaciones especulativas, recalificaciones, y ciertas formas más o menos corruptas de hacer negocios.
Las organizaciones sindicales mayoritarias, se acomodaron  a recibir  subvenciones con los que pagar sus patrimonios  históricos y a sus cuadros sindicales, y no hacer su tarea fundamental, que es, la de defender los intereses de los trabajadores a los que representan.
Los políticos se han creído que los votos de los ciudadanos  eran de su propiedad y que tenían que gestionar el corto plazo, sin mirar más allá de sus narices y por tanto, sin preocuparse de los problemas sociales en el medio y largo plazo porque ello no produce votos, sino que al contrario los puede menguar.
La mayoría de los ciudadanos ha sido idiotizados por la televisión, creyéndose qué pueden hacerse ricos con programas  de preguntas o convirtiéndose en falsos ”celebritis”.
El sistema educativo español ha creado una oferta de titulaciones que en teoría tenían sentido, pero que en el orden social no se puede mantener y además no tiene utilidad social. Los profesores en los distintos niveles educativos han mirado para otro lado y en lugar de subsanar las deficiencias o ponerlas de manifiesto, han hecho un giro de noventa grados en sus cabezas, dejando que pase lo inservible y posibilitando un  problema de difícil solución en el corto plazo.
Los jefes de gobierno y las personas relevantes del Estado, no han ejercido el papel de liderazgo por el que se les paga, no han sido, ni son, los faros que alumbran y guían a  nuestra sociedad hacia metas de mejora, para mantener y mejorar el bienestar de sus ciudadanos y el de nuestros hijos.

Y ante esto ¿qué podemos hacer?


Fundamentalmente no dejarnos manipular. Ser críticos con todo lo que nos rodea empezando por nosotros mismos y llevar adelante la “revolución”, que no tiene por qué ser cruenta sino muy pacífica, y  que estos días recorre medio mundo tomando las calles, discutiendo y haciendo uso de nuestra libertad de expresión, que seguramente es uno de nuestro mayores bienes personales, sin autocensuras, asumiendo y transmitiendo nuestras creencias, situando nuestros valores humanos por encima de los valores de los grupos ocultos, de las “manos invisibles” que son bien visibles, porque detrás de ellas están grandes fortunas y las personas que las detentan y que no miran más que por sus propios intereses personales, y no por los de la sociedad de la que son parte.

La civilización está llegando a una encrucijada histórica en la que tendrá que tomar decisiones importantes. La sostenibilidad deber ser un elemento fundamental de nuestra existencia. No se pueden seguir manteniendo sistemas individualistas de gestión en los que prime el interés personal sobre el interés de la colectividad, de la sociedad de la que todos somos parte.

Ante la crisis: crecimiento, crecimiento y crecimiento, esa es la receta machaconamente repetida durante años. ¿Pero, hasta donde es posible seguir creciendo? Nuestro planeta está limitado en extensión, cada día la basura que genera esta humanidad es mayor y llevado al límite nuestro razonamiento, ocurrirá que el peso de las basuras y los gases que emitimos terminarán paralizando el giro de la Tierra, simplemente por su peso. Es una barbaridad afirmar tal cosa, pero en el límite el modelo del crecimiento nos lleva a esa situación.

La población mundial ya llega a siete mil millones de habitantes y esto parece no tener fin. Para 2100 se prevé que la población mundial alcanzará los once mil millones de habitantes. La Humanidad no tiene cordura, y los dirigentes mundiales solo saben utilizar las mismas técnicas bárbaras de aniquilación que llevamos utilizando durante los últimos cuarenta mil años. ¿No será esta la razón, por la que no se toman medidas para evitar el desastre al que parece que estamos abocados cómo Humanidad?

El “directorio mundial en la sombra” puede tener su estrategia y no tiene por qué coincidir con los deseos, votos u opiniones de las personas que compartimos nuestra madre Tierra.
Que no se nos olvide, las causas y los efectos no siempre están relacionados en el tiempo y en el espacio de manera inmediata. Aunque siempre lo que nos ocurre hoy, es el resultado de los errores o aciertos del ayer.

jueves, 24 de noviembre de 2011

CRISIS, MALOS DIRECTIVOS Y LIDERAZGO


Mayte Navarro Villar
Habilidades Directivas y
Dirección de Personas
ED Rivas Business School

RESUMEN
La crisis ha hecho que surjan una serie de situaciones que hasta ahora no habían aparecido y apoyándonos en ella se justifican comportamientos y actitudes que están sin lugar a duda fuera de las buenas prácticas, y lo que es peor hacen que las empresas tarden más en salir de la crisis o que  se sumerjan en ella definitivamente.

SUMMARY
Crisis and poor managers and leaders
Crisis has allowed some scenarios and facts have arised and as well taken to justify a behaviour and performance far beyond better practices. This, even more takes the firms will take longer to take off or worse to get deeper down on the crisis.

PALABRAS CLAVE
Estrategia, Liderazgo, Directivos, Cultura

Crisis, malos directivos y liderazgo.

En la época que vivimos se están detectando en algunas empresas directivos que en época de bonanza económica podrían pasar desapercibidos pues el mercado absorbía todo y los resultados económicos eran aceptables  pero que en la crisis en la que medio mundo está inmerso están sentando cátedra en cuanto a las malas prácticas del buen directivo.
Vamos a ver que características tienen estos directivos (porque dirigen), que no líderes.
Comenzaremos por las cuestiones relativas a la estrategia de la empresa.
Ninguna visión estratégica, sus planes son a corto plazo, sólo viven el presente, el futuro no importa, en la vorágine en la que generalmente se adentran se recortan  gastos de forma inadecuada no distinguen entre inversión y gasto.
La calidad no importa, se recorta, la marca lo aguanta todo, somos buenos, son los pensamientos que pasan por la cabeza de este directivo, pero la reputación y la marca son harto delicadas para andar con ellos.
En el afán de reducción de costes está un gran afectado, el Talento; pero para estas personas esto es perfectamente prescindible y reemplazable. En una época difícil como la actual hay que ser sumamente cuidadoso a la hora de prescindir de personas con valor porque la recuperación sin Talento es imposible.
Esta pérdida de Talento da lugar a una bajada en la Productividad y la Competitividad, vamos por mal camino. En la actualidad  todas las empresas tienen que marcarse como objetivo primordial que la productividad no decrezca, como mínimo, siendo lo aconsejable que aumente  y la competitividad por ende tiene que aumentar porque si no el mercado va a ser el que me eche.
La pérdida de talento lleva también a una falta de ideas, no creatividad, se vive con las rentas del pasado, como si las circunstancias fueran las mismas y todo sirviera para siempre. “Si antes servía ¿por qué ahora no?
La cultura de confianza se transforma en cultura del miedo, los cambios en las personas generalmente originan estrés, y la incertidumbre agrava esta situación.
Esta cultura da lugar a una falta de motivación e ilusión, los equipos de trabajo no funcionan ni generan sinergias,  porque no se sabe hacia donde se va, en vez de seguir una clara línea recta hacia los objetivos, se producen bandazos sin rumbo y sin objetivos claros.
Aprendizaje no hay, porque se vive en el pasado y tampoco hay transferencia de ideas ni comunicación.
La iniciativa generalmente se penaliza porque la política de recompensas es injusta. No distinguen entre el personal valioso del que no lo es.
Los efectos en las personas generalmente se traducen en:
  • Aumento de las bajas o enfermedades somáticas, asma, alergias, gastritis, tensión, infartos, depresiones.
  • Pérdida de optimismo iniciativa, alegría, baja autoestima. 
En cuanto a las características actitudinales de estos directivos está:
  • Excesivo narcisismo, se creen que saben de todo y no se dejan aconsejar por expertos.
  • Apropiación de ideas, no saben compartir y además buscan dividir en vez de unir, piensan que no están en el mismo equipo que el resto de los trabajadores y que si estos no están unidos se evitarán conflictos, divide y vencerásNula Empatía, no son capaces de sentir lo de los demás, no son capaces de ponerse en sus zapatos. 
  • No saben negociar sólo mandan desde una posición de poder, nunca convencen.  
Este sería el escenario en el que se están moviendo actualmente algunas empresas, como vemos es sumamente peligroso porque de unas actuaciones indebidas podemos ver como de una forma encadenada pasamos al fracaso total de la actividad empresarial, se están condenando a las empresas a hundirse aún más en el fango porque cuando la crisis acabe igual  esas empresas ya han dejado de existir por la mala gestión de sus directivos.
Todo esto se puede evitar si nuestros directivos se comportan como verdaderos líderes que sepan ilusionar, convencer, motivar,  negociar, comunicar, compartir, que su sentido de la justicia y de la ética, sean intachables y que recuerden que trabajan con personas y que en ellos está el sacar lo mejor de cada una de ellas.
      En las organizaciones los comportamientos de los directivos se trasmiten de arriba hacia abajo por la cadena de mando, siendo mimetizados por la Organización, ¿qué hay de positivo en esto? 
    1º Hasta hace unos años se pensaba que las actitudes de los directivos no se podían aprender,  actualmente podemos afirmar que todo o casi todo se puede aprender, los directivos pueden aprender  a ser líderes y distribuir esos comportamientos positivos por toda la Organización. 
     2º Los comportamientos positivos se trasmiten rápidamente por la Organización y las mejoras en el clima y el ambiente se hacen palpables, las personas empiezan a mirar y ver de forma distinta. 
     3º Los cambios siempre se hacen de arriba hacia abajo, nunca al revés, la cúpula directiva es la que tiene que marcar el rumbo y tomar conciencia del problema. 
      4º No vale con hacer que cambien los demás o decir que se va a cambiar, hay que hacerlo. 
     5º Una vez realizado el cambio las consecuencias según vaya pasando el tiempo y la nueva cultura vaya penetrando en la organización va a ser espectacular, desde el punto de vista estratégico nuestra visión aumentará, la productividad y la competitividad darán un giro positivo, el Talento volverá a tener la importancia que nunca debió dejar de tener. Las personas cambiaran sus comportamientos y esto hará que aumente  la  participación, iniciativa, comunicación, motivación, iniciativa y creatividad. Por último,  el cambio de actitud en los directivos es el que ha originado toda esta cascada positiva de resultados, el valor de la compañía ha cambiado. Podemos afirmar que el valor de la compañía está en relación directa con el liderazgo de sus directivos.

BIBLIOGRAFIA
CUBEIRO VILLAR, J.C. (2008): Liderazgo, empresa y deporte, Lid editorial , Madrid
GASALLA DAPENA, J.M.(2008): La nueva dirección de personas. La dirección por confianza(DPC) Pirámide , Madrid
NAVARRO VILLAR, M.T. (2000): Tesis doctoral, Un análisis de Competencias personales: .El caso de las habilidades Directivas. U.A.M. Madrid